La trama de compra-venta de voto por correo en Melilla para las elecciones del próximo domingo, tenía un fin claro, que Coalición por Melilla, partido de corte islámico y promarroquí, obtuviera un número de escaños suficientes que le permitiera en caso de ser necesarios pactos para formar gobierno, defender las tesis de Marruecos y su ilegítima reivindicación de la ciudad.
Este partido antiespañol y financiado por el Rey de Marruecos, ha tenido a lo largo de su existencia, excelentes relaciones con el PSOE y con Izquierda Unida, socialistas y comunistas, los de siempre, esos que siempre están ávidos de sumar con quienes quieren lo peor para España.
La Policía Nacional, a instancias del Juzgado de Instrucción número 2 de Melilla, está desarrollando una operación policial cuyo resultado se ha traducido en nueve detenciones. Entre los arrestados, se encuentran dos nombres clave, se trata del consejero de Distritos, Juventud y Participación Ciudadana del Gobierno local y número tres de las listas de Coalición por Melilla (CpM) para el 28-M, Mohamed Ahmed Al-Lal, además de un yerno de Mustafá Aberchán, presidente de esta formación política localista.
Coalición por Melilla ha entrado hace poco en el Pacto del Turia, firmado junto a partidos como Más País de Iñigo Errejón o Compromís con el objetivo de hacer una coalición de extrema izquierda que hiciese contrapeso a nivel nacional a Podemos y en el que los integrantes querían incluir al Sumar de Yolanda Díaz. Como vemos, este partido pretende estrechar lazos con lo más florido de la canalla política española.
Aquí, la gran pregunta es si un partido cuyo objetivo es destruir nuestra unidad nacional puede ser legal. En el caso de los separatistas catalanes, pretenden independizarse y crear un nuevo Estado, pero en este caso de Melilla es aún más sangrante, pues lo que se pretende es entregarle una parte de España a otro país. Mi opinión es clara, todo partido que tenga entre sus objetivos destruir la unidad nacional debe ser ilegalizado.