Mientras que algunos bienintencionados ciudadanos se hartaban de aplaudir a las ocho de la tarde en sus balcones a nuestros sanitarios en lo más duro de la pandemia, a los “prescindibles” los enviaban al otro barrio dulcemente con altas dosis de morfina. Pocos familiares se revelaron, incluso algunos siguieron aplaudiendo. A esto ahora lo llaman “tratamiento inadecuado”. Digo esto a colación del resultado de una investigación de la Universidad de Granada (UGR) sobre la atención al final de la vida en las residencias de mayores durante la pandemia de COVID-19, la que revela que los recursos humanos, materiales y formativos fueron inadecuados.
La investigación, publicada en la revista científica ‘Palliative Medicine’, ha descrito cómo la pandemia de COVID-19 afectó a las residencias de mayores y centros de atención primaria vinculados a las mismas. Es interesante, porque son pocos los estudios que narran cómo los profesionales han vivido en primera persona la atención al final de la vida en un contexto tan castigado como las residencias de mayores durante las primeras olas de la pandemia.
El artículo aporta testimonios concretos de la experiencia de los trabajadores de centros de mayores. Los resultados muestran que la pandemia de COVID-19 ha revelado múltiples carencias previas en la atención al final de la vida en residencias de mayores. Así, no se realizaron valoraciones integrales de los residentes debido a la intensa carga de trabajo y excesiva rotación de personal. Queda claro que las necesidades de información de los residentes no fueron satisfechas y que no se tuvieron en cuenta suficientemente sus opiniones. Con respecto a la derivación de los casos complejos a servicios especializados de cuidados paliativos muchos profesionales se sintieron abandonados por las instituciones sanitarias.
En general, los profesionales entrevistados en este trabajo trasladan sentimientos de impotencia, abandono y deshumanización. Los autores concluyen que se precisan mayores recursos humanos, materiales y formación específica en cuidados paliativos en residencias de mayores.
Cuando no les dan otra posibilidad, chute de morfina y “finish”.