Tras la Transición, Andalucía y casi todas las regiones españolas, gobernadas por la izquierda casi en su totalidad, quisieron igualarse a las llamadas “históricas” y a toda prisa se dotaron de una bandera y de un padre de su ficticia patria. En el caso de Andalucía, decidieron hacer suya una bandera de clara inspiración islámica en la tierra de “María Santísima” y decidieron que el “zumbao” de Blas Infante fuera el padre de esa supuesta “patria andaluza”, una persona del estilo de Sabino Arana. Recomiendo leer a ambos y verificar que ambos no estaban bien de la cabeza.
Fue en la redacción del Estatuto de Autonomía, ese que define a Andalucía como una “nacionalidad histórica”, cuando ya el Partido Popular dio su brazo a torcer y lo aceptó, más por el qué dirán que por convicción. Ahora, con el último viraje del PP en su intento de captar votos de izquierdas, ya acepta al completo las banderas de la izquierda, ecologismo, feminismo y andalucismo. Incluso vemos, como ese Ciudadanos que surgió en Cataluña para oponerse al nacionalismo, sin sonrojarse, se ha hecho andalucista en un último intento de no desaparecer.
Para mí, solo existe una Nación, España, y dentro de ella, 17 maneras diferentes de ser español. No seré yo quien diga, que Andalucía no posee singularidades propias y diferentes a otras CCAA, pero también es cierto, que Andalucía no es nada homogénea y a nivel comarcal ocurre lo mismo. España es una y diversa, de ahí su riqueza.
Para mí, es un error aceptar los mantras de la izquierda, pues ella solo pretende enfrentarnos, hombres contra mujeres, homosexuales contra heterosexuales, animalistas contra cazadores, autonomistas contra los que no lo son, cuando todos deben ser respetados.
Si naciste en Andalucía y te sientes profundamente español, es evidente que quieres lo mejor para tu región y para el conjunto de regiones que conforman la Nación española.