Como muchos de vosotros
sabéis, llevo cerca de diez años poniendo por escrito a diario mi opinión sobre
todo lo que le está aconteciendo a mi amada España. Veo cada vez con más
preocupación, cómo quienes pretenden impedir la continuidad histórica de la
Nación Española, tienen cada vez más poder y progresan en la consecución de sus
objetivos parciales. Cuando alguien como yo, alguien que respeta la legalidad,
empieza a sentirse como un rebelde, como un revolucionario, es que algo muy
grave está pasando.
Amo a España, me siento un
patriota, y por ello, parece que soy una especie de disidente frente a la
actual partitocracia que falsea nuestra democracia y pone en riesgo nuestra
Nación y nuestra libertad.
A mi modesto entender, a
excepción de Vox, todos los partidos que tienen representación en el Congreso,
en los últimos años, han renunciado a defender la indisoluble unidad de España
frente al separatismo y a reivindicar la irrenunciable soberanía del pueblo
español ante la Unión Europea. Todos ellos apoyan la fiscalidad casi
confiscatoria que nos ahoga desde cualquiera de los tres niveles de nuestra
administración. Todos ellos, defienden con uñas y dientes un sistema autonómico
absurdo y ruinoso, en el que parasitan a sus anchas.
Los que vimos la luz hace ya
mucho, tenemos que conseguir, que esa mayoría de la ciudadanía, acobardada y
adormecida, despierte, dé un paso adelante, y que engrose las filas de los
españoles, libres y rebeldes, que se enfrentan al pensamiento único, para
expulsar de la política a tanto cobarde y tanto traidor. Ya es hora de que cumplamos
con nuestro deber patriótico, pues en ello nos va todo.