Pasado mañana, la izquierda vuelve a celebrar el 8-M, eso que llaman Día de la Mujer pero que le falta la coletilla “de izquierdas”. Este año se les debería caer la cara de vergüenza a los grandes patrocinadores de esa sectaria movilización, el PSOE corrupto que se gasta lo sustraído en prostitutas y el mismo partido que en compañía de Unidas Podemos ha legislado para que los violadores vean rebajadas sus penas o directamente, queden libres.
El día 8, las mujeres deberían apedrear a los políticos de estos dos partidos, ellos y ellas, si se les ocurre aparecer por la manifestación, pero no caerá esa breva, pues quienes manejan los colectivos subvencionados del feminismo hembrista no lo van a permitir, pues miles de ellas viven de eso y de traicionar a las mujeres. Es que debe ser muy duro saber que junto a ti se manifiestan los colegas del Tito Berni.
El 8 de marzo de 2020 fue un auténtico Infectódromo a sabiendas, muchas mujeres murieron y muchos de sus familiares también, el de 2023 va a ser una auténtica infamia, pues las hembras allí presentes van a jalear a quienes han soltado a quienes en un futuro posiblemente las violen en cualquier esquina. Recordad lo que dicen los especialistas de esos depredadores, nunca se curan.
Mientras que en el PP se plantean asistir al 8-M un año má,s para que les insulten, Vox, se mantendrá ausente de todos los actos convocados. El partido de Santiago Abascal siempre ha promovido convocatorias alternativas a su asistencia a los eventos institucionales o a las manifestaciones convocadas para celebrarlo, reprochando incluso al PP y Cs su asistencia a lugares en los que no son bienvenidos. Las dirigentes del partido suelen leer un comunicado en defensa de las mujeres que no quieren ser tuteladas ni estereotipadas por el feminismo actual, poniendo de ejemplo figuras como la de Clara Campoamor, en contraposición a Montero y Belarra, esas dos perturbadas que dirigen los ministerios de Igualdad y de Derechos Sociales.