Sin lugar a dudas, vivimos los peores días de nuestra democracia y contra esta situación, las voces de Santiago Abascal y de Isabel Díaz Ayuso, son las que con más firmeza se han escuchado, dentro y fuera de sede parlamentaria, para alertar a los españoles de la gravedad que entraña la situación actual.
Hasta en el parlamento se intenta amordazar a nuestros representantes. El vicepresidente de la Cámara Baja, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, conocido mamporrero de Sánchez, expulsó injustamente a una diputada de Vox por negarse a retirar que el Gobierno «premia a filoetarras». Mientras que todos los diputados de Vox abandonaron el hemiciclo en señal de protesta, los diputados populares mantuvieron un silencio culpable y se mantuvieron en sus escaños no solidarizándose con ellos, claramente, siguiendo las indicaciones del brazo ejecutor de Feijóo, su portavoz, Cuca Gamarra.
Irene Montero, en pleno debate parlamentario, hasta se atrevió a acusar a los populares de «promover la cultura de la violación» y estos nos abochornaron diciendo que se van a concentrar en las puertas del Congreso, como si fueran un partido extraparlamentario, en vez de presentar de una puñetera vez la esperada Moción de Censura, pero claro, para eso hacen falta unas agallas de las que carecen.
Ayuso, se ha solidarizado con la diputada de Vox expulsada y ha dejado claro que no comparte la estrategia suicida de Cuca Gamarra y de su jefe, haciendo unas declaraciones muy duras en las que alerta de que “El PSOE ha decidido destrozar la democracia” y “»Vamos camino de una dictadura, sometidos por un tirano que pone en peligro el Estado de derecho. (…) Sánchez se ha convertido en el Código Penal”. Palabras que nunca dirá el gallego.
Por su parte y mucho antes que lo dijera Ayuso, Abascal lleva mucho tiempo hablando en esos términos, alertando de lo que se nos vienen encima y pidiendo al PP que presente una Moción de Censura, aunque lo mismo, al final, tiene que volver a presentarla él.
A estas alturas, pocos de esos ciudadanos que conforman la derecha social, tienen dudas de que, Abascal y Ayuso, representan las únicas dos sensibilidades que predominan en la derecha española. No pretendo que los miembros del PP reconozcan en público que se equivocaron al hacer su líder a Feijóo, pero solo basta con escucharle y a continuación hacer lo mismo con Ayuso, para darse cuenta.
Entre muertos y heridos una petaca llená.
Como se diría antaño.
Pero nada no se hacen reducciones de gastos, ni se reducen políticos, cómo los Italianos están aplicando.
Parece qué quedarse a cuestas de las potronas a coste del sudor de los contribuyentes es lo más importante.
Y Feijóo evidentemente ya lo estamos viendo actuar, su tierra es su tierra.
En cuánto al ejército de Pancho Villa del partido de Vox, qué cada semana le surgen dimisiones y manifestaciones dé afiliados y simpatizantes, no terminan de conjeniar internamente o la dictadura o rodillo es demasiado extenuante.
Predicar no es dar trigo, prometer y no cumplir ya empieza a molestar al electorado.
Conseguir los escaños y hecharse a dormir, o seguir haciendo teatro, empieza a no ser tolerado por el votante, pero tanto para un partido como para el otro.
Estamos cansados de tanta representación bananera y de circo rastrero.
Excelente publicación