Que la esposa de Juan Espadas haya sido una de las grandes beneficiadas del saqueo y la corrupción del PSOE, debería inhabilitarle, no solo para ser candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía, si no para ocupar cargo público alguno.
Cuando Carmen Ibanco, su señora, fue enchufada en la Faffe, Espadas era viceconsejero de Medio Ambiente, para un año después ser nombrado consejero de Vivienda. No puede negar que sabía lo que era la Faffe y para qué fue enchufada, su mujer y otros muchos, exactamente para cobrar mucho y no hacer nada.
Muchos andaluces pudieron sentir vergüenza ajena escuchando la declaración de esta señora en la comisión parlamentaria de investigación de la Faffe en septiembre pasado. Esta señora no pudo ni siquiera explicar a qué se dedicaba, ni siquiera conocía cual era el programa informático con el que se trabajaba allí. Ese mismo día, Juan Espadas, si tuviera algo de decencia, debió abandonar la política.
Y ahora, lo de siempre, una Junta gobernada por el PP, pretende no hacer sangre del asunto y hasta parece poner trabas, algo que es hacerle un favor al PSOE, menos mal que Vox, no es que no quiera hacer sangre, es que ha entrado a matar en este asunto a la “parejita” de sinvergüenzas.
Esta causa judicial va solo contra 84 personas de los 1.500 “supuestos trabajadores” que tenía Faffe y que “por la cara” pasaron tras su disolución en 2011 a la plantilla del SAE.
Si algo me molesta desde que el PP ha llegado al poder en Andalucía, ha sido ese miedo a despedir a la legión de enchufados socialistas.