Juanma Moreno es un tipo con suerte. En las anteriores autonómicas, pese a obtener un mal resultado, se dio la carambola del apoyo directo de Ciudadanos e indirecto de Vox y fue presidente y ahora, gracias al miedo de una parte importante de quienes decidieron no votar a la izquierda, al rechazo a Sánchez y por su gestión, ha obtenido una espectacular victoria. Solo cabe, felicitarlo, pues el pueblo soberano ha decidido.
Para mí y pese a que no se lo he escuchado a ningún analista, lo que ha decidido este resultado han sido las amenazas que en su día profirieron, Adriana Lastra (PSOE) y Yolanda Díaz (Podemos), quienes resumiendo dijeron que, si el PP y Vox formaban gobierno de coalición, arderían las calles. Si la mayoría ha preferido que gobierne Juanma en solitario, no ha sido por rechazo a Macarena, ha sido claramente para evitar que se hagan realidad las amenazas antidemocráticas de la izquierda.
Repitiendo lo que ocurrió en Madrid, donde Ayuso logró la victoria, Vox ha sido el único partido que, pese a lo ocurrido, ha mejorado representación, el problema reside en que las expectativas que se marcaron los de Abascal eran tan ambiciosas que no se han cumplido. Todos los demás han fracasado espectacularmente, el PSOE cosecha su peor resultado, la ultraizquierda queda, disminuida y maltrecha, Ciudadanos desaparece, lo esperado.
Parece necesaria la reflexión interna en Vox, si los ciudadanos votan a sus siglas, por lo que conllevan, quizás no valga la pena sacrificar a líderes que son más necesarios en la cuna de la soberanía nacional. Evidentemente, se lo tienen que pensar.
Ahora Juanma tiene dos opciones, o repetir una legislatura estéril como la que protagonizó Rajoy con mayoría absoluta en la que solo hizo gestión económica, o desmontar completamente el chiringuito socialista y neutralizar su entramado ideológico y sectario.