En la primera jornada de la Sesión de Investidura de Pedro Sánchez, Feijóo, en su estilo, estuvo bien, pero Abascal, en el suyo, estuvo de sobresaliente. Podemos decir que Feijóo toreó a Sánchez y que Abascal entró a matar, utilizando argot taurino.

Ayer quedó claro que estamos ante un Golpe de Estado, que el camino emprendido por el PSOE, causado por la ambición desmedida de Sánchez, liquida la Constitución, la separación de poderes, la igualdad, la seguridad jurídica y amenaza la Unidad Nacional. No olvidemos que, sin Nación la Constitución sería papel mojado. El Congreso no tiene competencia legal para coaccionar al poder Judicial, consagrar la desigualdad entre españoles, derogar la Constitución o atentar contra la unidad de la Nación.

Tras la cesión al prófugo Puigdemont, el Estado pierde la autoridad para reprimir y juzgar cualquier movilización violenta o insumisión fiscal que llevaran a cabo españoles de cualquier región, pues no tendría legitimidad para actuar contra ellos.

Debemos utilizar todos los españoles de bien, todas las herramientas legítimas para frenar el golpe, aunque asumamos los riesgos y sus consecuencias. Todos los gobiernos, autonómicos y municipales, en los que no gobiernen los golpistas, deben aprobar iniciativas para oponerse al Golpe y a esa Ley de Amnistía que lo pone en marcha.

Nunca en una investidura se le escuchó decir tantas mentiras a un candidato a la presidencia de nuestro gobierno, un psicópata que incluso se atrevió a reírse a carcajada limpia durante su intervención.

El infame de Sánchez comete la mayor indignidad que puede cometer un gobernante, la de procurarse el poder comprando el apoyo de los mayores enemigos de su propia patria para liquidar el Estado de derecho y poner en grave riesgo la convivencia pacífica.

Sánchez trata de disfrazarlo todo de legalidad, pero es una gran mentira, de la misma manera actuaron Hitler, Chávez o Maduro. Llegaron al poder mediante unas elecciones democráticas para a continuación empezar a legislar para demoler el Estado de derecho, el mismo camino que acaba de emprender este canalla.

Van a aprobar una Amnistía contra la opinión mayoritaria de los españoles y contra lo que ellos mismos decían hace muy poco tiempo. Nada de ello dijo Sánchez en su campaña electoral, por lo que ha engañado miserablemente a los españoles, sobre todo a sus votantes.

La Ley de Amnistía deslegitima todo el ordenamiento jurídico e incluso el monopolio de la violencia que en cualquier democracia solo corresponde al Estado.

Van a romper la hucha de la SS, arruinar a unas regiones y robar a los españoles más humildes. Nos van a robar el futuro para darle lo nuestro a los golpistas.

El PP, que tiene mayoría en el Senado, debe negarse a tramitar la Ley de Amnistía, de esa manera, no podrá ser aprobada. Ese Senado debe instar a la ilegalización de los partidos golpistas, Junts y ERC. Los mansos dirán, si el Senado hace eso incumpliría las normas, pues claro, cuando te enfrentas a unos adversarios sin escrúpulos que se quieren cargar todo, está plenamente justificada esa manera de proceder, esa “triquiñuela” para parar la llegada de un mal mayor.

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