Estamos en pleno desenlace de la descomunal traición de Sánchez a su patria. Que saque adelante su investidura con toda la jauría de partidos antiespañoles apoyándole es simplemente, perpetrar un Golpe de Estado, aunque esta vez desde La Moncloa.
Soy simplemente un patriota que ama profundamente a España, su nación, su país, su patria, como cada uno prefiera llamar a eso que definió una víctima de ese cainismo que aflora cada cierto tiempo “una unidad de destino en lo universal”.
A partir de ahora, si como parece, la investidura de esta canalla se consuma, quienes llevan décadas minando nuestra cultura, nuestras costumbres, esos valores que nos transmitieron nuestros padres y abuelos, los que han tergiversado nuestra gloriosa historia, van a intentar en estos cuatro años demoler todo lo que nos queda, dinamitarlo todo, arrebatarnos nuestra soberanía nacional, nuestros derechos y libertades.
Por todo ello, ya no deben primar los intereses de los únicos dos partidos políticos, PP y Vox, que han tratado de evitar lo que ahora llega, debe consolidarse una única Resistencia, que como está sucediendo, se levante con fuerza contra el Judas y sus cómplices, porque lo primordial es recuperar nuestros derechos y libertades al amparo de la Constitución.
La Ley de Amnistía es solo el comienzo de esa gran infamia que ahora comienza, esa consistente en anular la responsabilidad administrativa, contable y penal de todos aquellos que cometieron delitos relacionados con el proceso catalán, esa consistente en condonar una deuda a Cataluña, cuando la deuda soberana que mantiene el Estado, supera los límites de la razón. Pero que se podía esperar de un personaje maléfico que no tiene escrúpulos en fotografiarse con aquellos que en el pasado mancharon sus manos con la sangre de buenos españoles o fueron monaguillos de los asesinos.
Sánchez, tiene una clara vocación de tirano, su vanidad y egocentrismo demuestran que es un psicópata peligroso y lo está demostrando día a día.
Pero Sánchez debe de tener muy claro que los españoles no nos doblegaremos ante su imposición totalitaria, y nos mantendremos fuertes en esta lucha encarnizada por preservar la unidad nacional y restablecer ese Estado de derecho que él y sus cómplices están desmantelando.
Cuando la tempestad pase, que pasará, cuando por fin los intereses de los españoles se impongan a los de este “perro”, tendremos la obligación de hacerle pagar por todo el daño que nos habrá hecho.
Que el pesimismo no nos invada ¡Viva siempre España!