Desgraciadamente, uno de los grandes problemas del Partido Popular siempre ha sido su incoherencia, decir una cosa y hacer la contraria. Y ayer, nada más producirse el triunfo de Sánchez, su líder ha vuelto a exhibir ese defecto.

Durante el debate de investidura que ayer finalizó, Feijóo ha acusado a Sánchez de cometer un «fraude» y de hacer «un ejercicio de corrupción política», y ha señalado que el dirigente socialista ha comprado el apoyo de sus socios parlamentarios «firmando cheques que pagaremos todos los españoles». También denunció «el estropicio causado a nuestra convivencia y a nuestra democracia por la ambición de Pedro Sánchez», y su partido le acusó de derogar la división de poderes en España «para comprar la presidencia del Gobierno».

Y Feijóo, al igual que Abascal, han tenido toda la razón al decirlo y hacer esas duras acusaciones al canalla que nos va a gobernar otros cuatro años. Basta con ver la forma en la que Sánchez ha negociado con nuestro Estado de Derecho para obtener el apoyo de los separatistas, prometiéndoles cosas abiertamente ilegales y que son claramente un atentado contra la Constitución.

Sin embargo, después de la reelección de Sánchez en el Congreso, el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, sorprendentemente, se ha acercado al escaño de Pedro Sánchez y le ha dado la mano, supongo que para felicitarlo, aunque ahora nos cuente la milonga que para reprocharle lo que ha perpetrado, es decir, una felicitación por tener éxito al cometer un fraude, al hacer un ejercicio de corrupción política, al atacar la separación de poderes y al comprar los votos de sus aliados extendiendo facturas que tendremos que pagar todos los españoles, como bien dijeron Feijóo y el PP. Mi pregunta es ¿desde cuándo se felicita a alguien por tener éxito al cometer todas esas indignidades “delictivas” para mantenerse en el poder?

Con este gesto, lo que hace Feijóo, es transmitir a los españoles la idea de que no se creía ninguna de sus acusaciones a Sánchez, a pesar de ser ciertas. Algunos dirán que ese un gesto de cortesía parlamentaria y que el debate político no está reñido con la buena educación. Sin embargo, ¿en qué cabeza cabe que se muestre cortesía a quien está demoliendo nuestra democracia? ¿Qué idea de la buena educación es ésa que lleva a felicitar a alguien por tener éxito al engañar a millones de españoles para mantenerse en el poder? Una vez más, Feijóo y el PP exhiben su incoherencia y dejan boquiabiertos a muchos de sus votantes, votantes que precisamente han visto como Abascal pasaba olímpicamente del estafador que nos va a desgobernar hasta 2027 como mínimo.

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