Es evidente, que Pedro Sánchez tomó la decisión, desde el principio, de apoyarse en comunistas, separatistas y proetarras para afrontar esta legislatura, por ello, no es de extrañar que, cada vez que los de Feijóo le ofrecen llegar a acuerdos de Estado, no solo no los acepte, sino que, además, parece haber ampliado el “cordón sanitario” que ya ejercía sobre Vox al propio PP.
La pregunta es, si vale la pena que continúe Feijóo con la política de mano tendida hacia un Gobierno que pasa olímpicamente de los únicos dos partidos de la oposición real. En privado, los dirigentes populares admiten que ya lo hacen solo para demostrar a la ciudadanía su perfil de partido de Estado, pero que saben que Sánchez no pactará con ellos absolutamente nada.
Me pregunto si quienes componen la derecha social española entienden que el principal partido de la oposición le tienda la mano a un partido que desde el poder pacta con todos los enemigos de España, un partido que cada decisión de Gobierno que toma perjudica tanto a los españoles.
La otra postura es la Vox, quienes desde el principio se negaron a sentarse a hablar y dejaron claro que no negociarían nada con Sánchez y con todos sus cómplices, todos esos que solo quieren lo peor para España y por lo tanto, para los españoles.
Podemos estar a quince meses de las generales y lo cierto es, que a este paso de deterioro, la España de otoño-invierno de 2023, va a estar mucho más deteriorada de lo que está ahora, por lo que esas relaciones entre Feijóo y Abascal, que parece ser que ahora no existen, deberían reconstruirse por el bien de los españoles y de esa España que a lo largo de su historia supo recuperarse en numerosas ocasiones de enemigos aún peores que los que ahora nos gobiernan.