Que nos dirán ahora los defensores de la España de las autonomías, todos menos Vox, por cierto, tras conocerse los datos económicos de las distintas CCAA y vislumbrarse un panorama económico ruinoso y plagado de crecientes números rojos que ponen nuestro futuro económico en serio peligro.
Ningún gobierno regional debería gastar cada año más de lo que ingresa, pero eso no es así y nadie lo impide. El gobierno de cada taifa, gasta desbocadamente para contentar a los suyos y a los colectivos que él entiende le pueden mantener en el poder, y el resultado es la ruina más absoluta. No se puede sortear el presente haciendo política a base de créditos para hipotecar el futuro y condenar el futuro de nuestros hijos y nietos, y eso es precisamente lo que hacen nuestros desaprensivos políticos.
Este 2022, las CCAA necesitan casi 51.000 millones de euros para cuadrar sus presupuestos y mantener el barco a flote. Hace veinte años, el endeudamiento de las CCAA era diez veces menor. A este paso, en pocos años, las CCAA devorarán al propio Estado. Seguir defendiendo la organización territorial que nos dimos en 1978, es una colosal irresponsabilidad. Si el Estado del Bienestar empieza a hacer aguas, es simplemente, porque los fondos necesarios para mantener el nivel de calidad de los servicios esenciales que se prestan a los ciudadanos, los derivan los dirigentes autonómicos a sus chiringuitos, a esas estructuras administrativas improductivas que dan de comer a sus legiones de enchufados.
La única solución pasa por tener un solo Parlamento, el nacional, prescindiendo de los otros 17, y por una descentralización administrativa que satisfaga a los ciudadanos. Si en Francia funciona ¿aquí por qué no va a funcionar? Pero desgraciadamente, ni socialistas ni populares están por solucionar este grave problema. De hecho, Feijóo, se ha declarado ferviente defensor del Estado autonómico estos días, dicen que para diferenciarse de Vox, aunque yo creo que de esa manera le da muchos votos a Abascal.