España tiene enormes reservas de litio, localizadas en Galicia, en Castilla y León y en Extremadura, pero desde 2011 no hay ninguna explotación activa. Su importancia económica y el riesgo en el suministro requiere plantearse la decisión sobre si explotar los recursos de manera responsable y disminuir la gran dependencia de las importaciones, o dejar nuestros yacimientos sin utilizar y seguir comprando las materias primas, necesarias para eso que llaman “la transición ecológica”, a otros países productores y al precio que marque el mercado internacional. Ahora mismo, el dinero que podríamos ganar nosotros y los puestos de trabajo que se crearían, lo ganan otros y los crean otros.
Las propiedades del Litio hacen que sea difícilmente sustituible por otros elementos y es esencial para el desarrollo de numerosas aplicaciones industriales. Los concentrados de litio se emplean en la industria del vidrio y la cerámica y en la fundición continua de acero. El litio metálico se utiliza en la metalurgia y en la fabricación de aleaciones con aluminio. El carbonato de litio se emplea en el tratamiento farmacológico del desorden bipolar, la depresión y otras patologías. El hidróxido de litio es un componente esencial en la fabricación de lubricantes y también se utiliza para depurar el aire, eliminando el CO₂ del ambiente. Estos dos últimos compuestos se emplean cada vez con mayor intensidad en la fabricación de baterías recargables de los vehículos eléctricos y de los equipos electrónicos portátiles.
Australia, Chile, Argentina y China, son los grandes productores a nivel mundial. En la Unión Europea, la dependencia de las importaciones de concentrados del metal es cercana al 87%, ya que solo Portugal cuenta con producción de litio estable.
Si utilizáramos nuestros propios recursos mineros, con las fábricas de coches eléctricos y de baterías que ya están en funcionamiento, podríamos llegar a establecer toda la cadena de valor de la movilidad eléctrica en el país. De hecho, la Comisión Europea, ha destacado el interés y la relevancia estratégica que estos proyectos de minas de litio en España podrían tener para el desarrollo de la industria automovilística.
Sin embargo, parte de nuestra sociedad, motivada por una actitud proteccionista hacia el medio ambiente, rechaza la ejecución de los proyectos mineros, impidiendo que esta actividad llegue a desarrollarse en un entorno próximo. España cuenta con una legislación muy restrictiva en materia de explotación de yacimientos minerales, y no se pone en marcha una mina que no garantice el orden económico, social, cultural y ambiental del territorio. Aunque el reciclaje y la reutilización deben tener en el futuro un papel fundamental, para satisfacer la demanda actual es indispensable el aporte de la minería.
Nuestra sociedad debe tomar la decisión sobre si explotar los recursos de manera responsable y disminuir la gran dependencia de las importaciones que tiene el sector, o dejar nuestros yacimientos sin utilizar y seguir comprando las materias primas, necesarias para la transición ecológica, a otros países productores y al precio que marque el mercado internacional. Hay muchas empresas esperando que les den permiso para empezar a extraer litio y colocar así a España como un referente industrial en el sector del coche eléctrico.
Hay posibilidades de que España sea “la gran mina de Litio de Europa”, pero de momento no dejan de poner problemas, la izquierda aplica su ideología a todo y la derecha tibia siempre le hace seguidismo, resultado, rechazamos la riqueza y solo tenemos pobreza. Nadie en su sano juicio actuaría de esa manera, rechazando realizar una actividad que crearía miles de puestos de trabajo y nos haría muy importantes en ese sector a nivel mundial, una actividad que nos haría más soberanos en lo energético.