Resulta vergonzoso observar como la mayoría de los medios de comunicación “han puesto a parir” a Elon Musk tras adquirir Twitter. Tengo que reconocer que este tipo, por como se comporta, nunca me ha caído especialmente bien, pero si lo que decía que iba a hacer, lo hace, que no es otra cosa que acabar con la censura política y devolver la libertad de expresión a sus usuarios, consideraré que su desembarco ha sido una buena noticia para ese mundo libre que cada vez es más pequeño.
El sectarismo de Twitter era igual de vergonzoso que el de Facebook, pues ambas RRSS siempre han estado al servicio de la izquierda y del “consenso progre”. Todo lo que publicas que se opone a esa gran mentira que es “su verdad” es catalogado de inmediato como fake y el usuario ve indefenso como le restringen el uso o directamente fulminan su perfil.
Twitter permitía que dictadores de izquierdas tuvieran perfiles activos desde donde lanzaban su veneno y en cambio, por ejemplo, a Donald Trump, no se le permitía tener un perfil activo. Si entre ese despido masivo de empleados se encuentran los que actuaban de censores en esa red, bien despedidos están.
Es una pena que hayamos construido una sociedad, donde no solo los medios no son independientes, es que además utilizan sus mentiras para cambiar nuestra forma de vida y nuestra manera de pensar en beneficio de esos pocos que dominan el mundo, esos globalistas que a diario atentan contra nuestra soberanía, nuestra identidad, nuestras creencias, nuestras tradiciones y en definitiva contra nuestra libertad.