La Autoridad Portuaria de Sevilla, tras sus fracasados intentos en el tiempo para dragar en profundidad el cauce del rio Guadalquivir y permitir así, la entrada de buques de mayor entidad, tanto de carga como turísticos, de nuevo ha vuelto a la carga y desde hace un tiempo avanza en el desarrollo de lo que llaman “Proyecto de Optimización de la Navegación”.
Es evidente que el dragado de profundidad del río Guadalquivir significaría para Sevilla una tremenda fuente de creación de empleo y riqueza para la ciudad, pero como tengo muy claro que el fin no justifica los medios, resulta imprescindible conocer el impacto que tendría sobre el Coto de Doñana y sobre el regadío del arroz.
No podemos olvidar que el Estuario del Guadalquivir es la parte final del río y llega hasta donde afecta la influencia de las mareas, en esa parte, el río mantiene una constante mezcla de agua dulce con agua salada como consecuencia de la invasión del mar en el Estuario a causa de las diferentes alturas causadas por las mareas.
Las prisas de unos, no pueden condenar a los agricultores de las Marismas y del Bajo Guadalquivir, pues si aumenta ostensiblemente la salinidad del agua que distribuye el Canal del Bajo Guadalquivir y el que va a la zona arrocera, las consecuencias podrían ser terribles.
Para no perjudicar a nadie, solo hacen faltan dos cosas, voluntad institucional para hacer las cosas bien, y por supuesto, muchos fondos para llevar a cabo las infraestructuras previas necesarias, y para eso hace falta la apuesta decidida de todas las administraciones, pues sin la participación del Gobierno central, veo muy complicado hacerlo con las garantías necesarias.