Despues de haber sido uno de los mayores activos de Vox, Macarena Olona, ha enviado una carta informando de su decisión de abandonar la política “por motivos de salud” y su intención de volver a su puesto de abogada del Estado cuando esté recuperada.
Tengo que recocer que me ha sorprendido esta decisión, pero entiendo que si alguien como esta señora ve claro que es incompatible la dolencia que padece en la actualidad con su actual responsabilidad política, su decisión la engrandece aún más y no es solo eso, pues hay muy pocos antecedentes similares en nuestra política nacional, pues en la clase política lo que siempre ha privado es el ansia de mantener el cargo, el sueldo y los privilegios que conlleva. Evidentemente, políticos como Macarena Olona, no tienen la necesidad de hacer eso, pues tienen labrado un futuro fuera de la política.
Al igual que su partido, que a través de Santiago Abascal, le ha agradecido su labor durante los tres años que ha estado en política y le ha deseado una absoluta recuperación, merece ser resaltado el comunicado del gobierno de la Junta de Andalucía en el que solo ha tenido buenos deseos para ella y ha recordado que la “salud es lo más importante”.
Conviene recordar, que esta diputada se comprometió con los andaluces, les dio su palabra, de que se quedaría en la comunidad al margen de cuál fuera el resultado y así lo hizo pese al reducido papel que pasaba a tener con un gobierno del Partido Popular que goza de mayoría absoluta. Su salida de la política se produce a las puertas de las vacaciones de agosto y apenas unas semanas después de ser nombrada portavoz el grupo parlamentario en Andalucía y repito, cumpliendo la palabra que les dio a los andaluces ¡No se ha vuelto a Madrid!
Como el estado de salud de una persona corresponde a su intimidad, es posible que nunca nos enteremos de cual es la dolencia que la afecta, solo pido que se respete su decisión y no nos dediquemos a elucubrar para hacer daño.