Tras el anuncio realizado por Sánchez en el que convocaba elecciones generales para el 23 de julio, ya se han publicado dos sondeos de intención de voto. Ambos coinciden y auguran que esta decisión de nuestro actual presidente del Gobierno desembocará en el hundimiento del PSOE.

El bloque de la derecha, PP y Vox, estaría hoy 20 escaños por encima de la mayoría absoluta (176) con los 144 diputados del PP y los 52 de Vox, aunque como siempre ocurre con los de Abascal, el enorme porcentaje de voto oculto que consiguen nunca aparece en el trabajo de las empresas demoscópicas. Estas encuestas ratifican también la desaparición de Ciudadanos. Concurrir a ellas o no, es lo de menos, pues es una formación sin ningún tipo de opciones de futuro.

En su decisión a la desesperada, Sánchez, perdería su segundo plebiscito con absoluta claridad, 55 días después de perder el primero, con la debacle sufrida en las municipales y autonómicas del 28 de mayo. El PSOE perdería casi 30 escaños quedándose cerca de los 90. La plataforma Sumar de Yolanda Díaz, que no es otra cosa que todos los comunistas unidos, no pasaría de los 25 escaños, por lo que socialistas y comunistas no pasarían de los 120 escaños, casi 80 menos comparados por los conseguidos por PP y por Vox.

La labor de blanqueamiento que ha realizado Sánchez con los herederos de ETA, es decir, con EH Bildu, ha conseguido que los de Otegi sean los únicos socios beneficiados igualando al PNV en el Congreso con 6 escaños. Por su parte, ERC paga su entrega a Sánchez perdiendo dos diputados y Junts, mantendría sus 8.

Y mientras, Feijóo, sigue mareando la perdiz, es como si le diera pánico reconocer que tiene que llegar a acuerdos con Abascal para llevar a efecto el mandato de los ciudadanos, lo que han votado. Ya lo ha dicho el líder de Vox, regalos, nuca más, solo negociar y ceder ambas formaciones en función del resultado obtenido para conformar gobiernos fuertes de coalición.