El PSOE y el PP se han reunido para consensuar la reforma del Artículo 49 de la Constitución, con el fin de sustituir la palabra «disminuidos». Ahora el Gobierno convocará una reunión de la Comisión Constitucional del Congreso para dar los pasos de reforma del texto.

Se ha entrado en una espiral de ambigüedades o disimulos lingüísticos para intentar disfrazar un problema. Primero se usaba la palabra «disminuidos», pero como se consideraba peyorativa, se empezó a hablar de «minusválidos», pero como también sonaba mal, se acabó hablando de «discapacitados». Ahora ya incluso hablar de «discapacidad» es políticamente incorrecto y algunos hablan de «diversidad funcional», cuando los llamen como los llamen, desgraciadamente nunca estarán en igualdad de condiciones que los demás.

Estamos ante un debate muy indignante, pues mientras discuten con qué palabra se les define mejor sin ofenderles, al mismo tiempo hay en vigor una ley que considera que sufrir una discapacidad antes de nacer significa que tu vida vale menos y que no tienes derecho a nacer. Esa norma es la ley del aborto de 2010, una iniciativa del PSOE aprobada durante el mandato de Zapatero y que el PP se negó a derogar durante el mandato de Rajoy, traicionando una promesa electoral, partido que ya con Feijóo es claramente proabortista, pues él mismo dijo que ese debate estaba ya superado.

Según el Artículo 15 de esa ley del aborto, el plazo de 14 semanas para matar a tu hijo por nacer sin que sea un delito se extiende hasta las 22 semanas si el bebé sufre «graves anomalías», un supuesto al que se acogen las madres embarazadas que van a deshacerse de sus hijos no nacidos si tienen el síndrome de Down o cualquier otra discapacidad. Se trata de una legislación que considera que sufrir una discapacidad es algo que deja en suspenso la dignidad humana de los niños por nacer. Y esa infamia la apoyan tanto el PSOE como el PP, es decir, un debate en el que como en tantos otros, este PP, ha acabado asumiendo los dogmas ideológicos de la izquierda. Estos peperos son unos grandísimos hipócritas.